Los dongria khond, de India, son la primera comunidad indígena con derecho a voto sobre la construcción de una mina cerca de su comunidad
Cristina Gonzélez / la voz 25 de agosto de 2013
Los casi 8.000 miembros de la comunidad india de los dongria khond están a solo un paso de conseguir su victoria contra la empresa minera británica Vedanta, dieciséis años después de que comenzaran las negociaciones sobre la construcción de una mina en las colinas de Niyamgiri, aunque la decisión última ya no está en su mano. Tras una larga lucha, será el Ministerio de Medio Ambiente indio el que tenga la palabra definitiva.
El primer acuerdo entre el Gobierno indio y una filial de Vedanta, en 1997, dio lugar, a pesar de las protestas, al desalojo en 2003 de los habitantes de Lanjigarh, a pie de las colinas de Niyamgiri, para construir una refinería de bauxita que trabajaría los materiales extraídos de la futura mina. Los dongrias de Kinari fueron trasladados a una colonia de rehabilitación, mientras veían cómo su comunidad era destruida. Algunos comenzaron a trabajar en la refinería, pero «la mayoría sobrevive a base de limosna», según apunta Laura de Luis, portavoz de Survival Internacional.
Con el tiempo, los problemas de salud que causó la refinería comenzaron a ser graves. El comité de control del Gobierno calificó la contaminación de «alarmante» y «continua». Los problemas que causaba la planta y el plan de Vedanta de construir su mina en una montaña sagrada para la tribu hizo que la oenegé Survival Internacional comenzara su campaña. Pero, en el 2008, el Tribunal Supremo autorizó la mina. Fue entonces cuando se difunde el documental La mina. Historia de una montaña sagrada. La primera reacción llegó de la Iglesia de Inglaterra, que vendió sus acciones en Vendeta por motivos éticos. Luego otros siguieron sus pasos. Al mismo tiempo, una comisión de investigación persuadió al Gobierno para que paralizase el avance de la mina.
En el 2012, la refinería cerró sus puertas por falta de bauxita y en abril del 2013 tuvo lugar una decisión histórica adoptada por el Tribunal Supremo de la India. «Se decretó que las personas afectadas por la mina que Vedanta quiere abrir en su tierra tienen voz y voto a la hora de decidir si esta sale o no adelante», indica Laura de Luis.
La decisión quedó en manos de los indígenas. Pero no fue fácil, porque, según Survival International, sufrieron todo tipo de chantajes y presiones para forzar una decisión favorable al yacimiento. Paralelamente, el apoyo de la oenegé dio a conocer su caso a nivel internacional y las muestras de apoyo empezaron a llegar. «Hasta que no llevamos su mensaje al plano internacional, los medios locales no empezaron a prestar atención a las desesperadas denuncias de los miembros de la comunidad», según explica la portavoz de Survival.
El veredicto final